LA TOXOPLASMOSIS
- Melisa Lemaitre
- 12 feb 2015
- 2 Min. de lectura
La toxoplasmosis
Es una infección que, si se contrae durante el embarazo, puede llegar a ser muy perjudicial para el feto y convertir tu embarazo en alto riesgo. El parásito toxoplasma gondii se encuentra en los animales.
Los síntomas de la toxoplasmosis son casi imperceptibles: ligera hinchazón de los ganglios del cuello, fiebre, dolor de garganta, dolores musculares y cansancio. Suelen aparecer dos o tres semanas después de la infección, pero la toxoplasmosis puede incluso no presentar síntomas. Tratamientos para la toxoplasmosis Los tratamientos para combatir la toxoplasmosis son de base antibiótica. Mientras que, para los adultos, esta enfermedad no es peligrosa, contraerla durante el embarazo resulta muy arriesgado para el feto. Es posible contraerla comiendo carne cruda o poco hecha, en particular la de cerdo o la de cordero, comiendo verdura cruda contaminada, o bien tocando heces de animales infectados y no lavándose después las manos cuidadosamente. La prevención de la toxoplasmosis Antes de quedarte embarazada, puedes saber si eres inmune a la toxoplasmosis sometiéndote a un análisis de sangre llamado Toxo-test. Si el resultado es positivo, significa que ya has padecido la enfermedad en el pasado y que, por lo tanto, ya no corres peligro de infección durante el embarazo. En el caso de que el resultado fuese negativo, será necesario tomar precauciones para evitar el contagio: • No comer carne cruda o poco hecha ni embutidos. • Lavar cuidadosamente las verduras y la fruta. • Si tienes un gato, comprueba que está sano llevándolo al veterinario. • El parásito resiste las bajas temperaturas, pero no las altas. Cocinar los alimentos a altas temperaturas garantiza su muerte. • Limpiar la caja del gato a diario utilizando guantes. Aunque el gato esté enfermo, sus heces sólo son infecciosas al cabo de 36 horas. • Es importante someterse a controles durante todo el curso del embarazo, de manera que pueda identificarse inmediatamente un posible contagio.
El peligro de contraer toxoplasmosis durante el embarazo deriva del hecho de que es posible, si bien es raro, transmitirla al feto a través de la placenta. Si existe el contagio de toxoplasmosis y el embarazo llega a su término, el bebé puede sufrir lesiones de diversa gravedad, tanto que le podrían causar la muerte. En el tercer trimestre, el riesgo de que el feto se contagie de toxoplasmosis alcanza su punto álgido, pero las consecuencias son menos graves. Si el análisis de sangre revela el posible contagio y el diagnóstico se realiza a tiempo, es posible seguir una terapia de base antibiótica, lo cual reduce casi por completo el riesgo de que la infección supere la barrera de la placenta.


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